Revista
La industria española de alimentación y bebidas lleva mucho tiempo trabajando en la consolidación de su imagen en el exterior. El sector ha realizado un gran esfuerzo en la promoción internacional de una oferta que destaca por su calidad, variedad y seguridad.
Son estos valores los que han permitido a nuestras cerca de 18.500 compañías exportadoras situar a los alimentos y bebidas españoles en la cuarta posición entre los principales exportadores de la Unión Europea y entre los diez primeros a nivel mundial.
Es el resultado de una competencia justa con unas reglas de juego claras y equilibradas. En definitiva, de un entorno de estabilidad donde las normas que rigen el libre comercio han permitido la prosperidad de las relaciones comerciales entre ambas zonas.
Cambio de reglas
La llegada al Gobierno de Estados Unidos por parte de Donald Trump está modificando las reglas del juego del tablero mundial y, por tanto, su estabilidad, que ahora se está viendo amenazada por una política exterior altamente proteccionista.
El fuego cruzado en la imposición de aranceles por parte de la Administración Trump al que estamos asistiendo en estas semanas no hacen sino aumentar la incertidumbre para empresarios y consumidores a ambos lados del Atlántico. Por ello, en un contexto tan tensionado a nivel global como el actual, desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas recordamos la importancia de mantener los principios del libre comercio en las relaciones mercantiles que, sin duda, se han mostrado como el pilar fundamental para el desarrollo del conjunto de la economía mundial.
Recordemos que en las exportaciones el beneficio no solo se deriva del propio comercio, sino que están en juego muchos más aspectos ligados a la actividad exportadora como es el propio empleo dentro del sector y el conjunto de la cadena de valor.
Pero, también, el peligro de estas barreras comerciales no es solo el perjuicio que ocasiona el propio arancel, sino la posible expulsión del mercado de los productos de un país en favor de terceros, puesto que un arancel puede significar la diferencia para que competidores directos de países fuera de la Unión Europea se conviertan en la alternativa por delante del producto español.
El riesgo es alto y, por ello, no podemos sino mostrar nuestra más profunda preocupación por la sucesión de anuncios de Donald Trump que, como represalia a la reciente respuesta dada por los 27, ha aumentado la carga para algunos productos agroalimentarios específicos de la Unión Europea con un arancel que pone más difícil aún la competencia para nuestras empresas y productos.
La historia se repite
Venimos de una experiencia anterior muy dañina para el sector cuando, durante el primer mandato de Donald Trump, se impusieron aranceles a 113 productos españoles como consecuencia del conflicto Airbus-Boeing y que representaban el 53,1% sobre el total de productos exportados a Estados Unidos.
Durante los cinco años que estuvieron activos, hasta su suspensión en 2021, las ventas en este mercado se vieron seriamente afectadas. Hay que recordar que dichos aranceles están todavía pendientes de su eliminación definitiva, además de que siguen vigentes los aplicados a la aceituna negra de mesa.
Estados Unidos es un mercado estratégico y prioritario para la industria española de alimentación y bebidas. Este país se posiciona como el primer mercado de destino de las exportaciones fuera de la Unión Europea. En 2023 se exportaron alimentos y bebidas españoles a EE.UU. por valor de 2.747 M€ lo que da idea de la importancia de este país para nuestro sector alimentario.
Volver al equilibrio
Desde FIAB hemos solicitado a las autoridades españolas y europeas la puesta en marcha de las negociaciones que permitan retornar a la situación de equilibrio entre ambas zonas y seguir compitiendo en igualdad de condiciones con otros países. Si bien es cierto que, en caso de confirmarse las medidas hechas públicas por la Administración Trump, desde FIAB pedimos firmeza a las autoridades españolas y europeas, así como la adopción de medidas proporcionadas y contundentes en defensa del sector, de nuestros productos y empresas.
Esperamos que en las próximas semanas se reactive el diálogo entre la Unión Europea y Estados Unidos y que la vía diplomática se imponga para que no se confirmen unas barreras arancelarias tan perjudiciales para el conjunto de la economía. Es vital avanzar en las negociaciones para acabar con esta disputa que también afecta negativamente a los consumidores en cuanto a precio, disponibilidad y accesibilidad de los productos tanto estadounidenses como de la Unión Europea, y buscar una mayor colaboración regulatoria y alineación entre las autoridades de ambos lados del Atlántico.
Artículo de opinión publicado en el número 200 de Óleo.