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El hueso de aceituna se consolida como una de las fuentes de energía térmica más competitivas del mercado español. Según la última comparativa semestral publicada por la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (AVEBIOM), este biocombustible sólido registró en diciembre de 2024 un precio medio de 5,31 céntimos de euro por kilovatio hora (c€/kWh), muy por debajo del gasóleo para calefacción, el gas natural o la electricidad.
Estabilidad frente a la volatilidad fósil
Durante el segundo semestre de 2024, el precio del hueso de aceituna cayó un 19%, situándose de nuevo como una opción especialmente atractiva para instalaciones térmicas tanto residenciales como colectivas. Este descenso ha devuelto al hueso a niveles de alta competitividad, solo superado por la astilla de madera (3,35 c€/kWh), y muy por delante del pellet (7,11 c€/kWh), el gasóleo (8,71 c€/kWh), el gas natural (9,01 c€/kWh) y la electricidad doméstica, que continúa en máximos, con 24,08 c€/kWh.
El hueso de aceituna, un subproducto agroindustrial de origen local, ofrece un excelente rendimiento energético y presenta una disponibilidad estable en el mercado español, especialmente en zonas olivareras. Esta materia prima se beneficia además de una logística madura, una producción estandarizada y una buena adaptabilidad a equipos de calefacción automatizados, lo que la convierte en una alternativa idónea frente a los combustibles fósiles.
¿Por qué es más económica la biomasa?
A diferencia del gas y la electricidad, cuyos precios continúan marcados por la volatilidad y las tensiones geopolíticas, los biocombustibles sólidos como el hueso de aceituna muestran una mayor estabilidad a medio plazo. La producción nacional y el control local sobre el suministro permiten a los consumidores planificar sus compras con antelación, evitando así los picos de demanda que encarecen las fuentes energéticas convencionales.
Además, este biocombustible ofrece beneficios medioambientales claros: se trata de un recurso renovable, neutro en emisiones de CO₂ en su ciclo de uso, y que promueve la economía circular al valorizar un residuo agrícola. Su uso también reduce la dependencia energética exterior, un objetivo prioritario en el actual contexto de transición energética.
Obstáculos regulatorios y necesidad de apoyo institucional
Pese a su potencial, desde el sector advierten que la biomasa térmica —incluido el hueso de aceituna— necesita un respaldo institucional claro. La falta de incentivos fiscales, la complejidad administrativa para acceder a ayudas y su exclusión parcial de los sistemas oficiales de ahorro energético están frenando su expansión.
“Contamos con una de las fuentes más sostenibles y económicas del mercado, pero seguimos encontrando trabas normativas que generan inseguridad entre consumidores e instaladores”, denuncia Pablo Rodero, presidente del Consejo Europeo del Pellet y responsable de certificación en AVEBIOM.
Entre las medidas que reclama el sector están la aplicación de un IVA reducido del 10% para los biocombustibles sólidos, el reconocimiento de la biomasa térmica en los Certificados de Ahorro Energético (CAE) y campañas públicas que informen sobre las ventajas reales del uso del hueso de aceituna como fuente renovable y asequible para calefacción.