Por José A. García Mesa, Investigador Principal del Centro IFAPA Venta del Llano

Cuando el río suena, agua lleva, nos recuerda el refranero popular. Y, ¿a qué río nos estamos refiriendo? Al de la controversia en torno a la normativa de clasificación comercial de los aceites vírgenes que incluye el análisis sensorial de éstos mediante el método del Panel Test.

¿Qué ruido es el que produce el río de este método? Es de sobre conocido: el Panel Test provoca todo tipo de controversias, con opiniones totalmente encontradas a favor y en contra del mismo.

Son históricas las críticas a este método por parte de Asoliva y Anierac (Óleo, 16 de marzo de 2018). La industria no se opone a la prueba del panel test pero está en contra de su aplicación, que provoca inseguridad jurídica a las empresas y a los consumidores, por lo que espera que las administraciones responsables trabajen para conseguir las acciones de mejora necesarias.

Más recientemente, un actor tan destacado en el sector como Dcoop se ha manifestado al respecto con rotundidad: "El panel de catas es algo que defiende todo aquel que no tiene ni idea de lo que es este sector y que no ha vendido un kilo de aceite en su vida", en palabras de su Presidente (Efe, 28 de julio de 2019).

A favor se manifiesta rotundamente otra parte con un importante grado de representatividad en el sector: Infaoliva, cooperativas de primer y segundo grado, la mayoría de las D.O. españolas, AEMO, QVExtra, las asociaciones agrarias UPA y COAG (no así ASAJA), diputaciones y ayuntamientos firmaron un manifiesto en apoyo del método del Panel Test (Noticias Aemo, 10 de abril de 2018). Este método ha estado en continua evolución desde sus inicios, y sigue siendo susceptible de mejoras como cualquier otro, y en ese tema debemos trabajar desde el sector del aceite de forma conjunta y constructiva, debemos también invertir en formación para aumentar el número de paneles certificados, pero actualmente el panel test es, insistimos, imprescindible para clasificar los aceites de oliva vírgenes extra de forma objetiva.

Entre estas posturas tan absolutamente enfrentadas podemos vislumbrar, sin embargo, un punto de encuentro: todos los actores consideran deseable y necesario trabajar por la mejora del método. ¿Qué se está haciendo al respecto?

Puede leer el artículo completo en el número 178 de Oleo Revista.