Ayer se celebró, en el CaixaFórum de Madrid, un Encuentro Nacional de Bioeconomía y Producción Ecológica. El acto fue organizado por Ecovalia, y acudió su presidente, Álvaro Barrera Fernández, quien presentó a los participantes y dirigió el desarrollo del encuentro.

Se inauguró el encuentro con la intervención de Carlos Seara Diéguez, Director de Agrobank, Soraya Villarroya Gordon, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y Javier Maté Cabellero, Subdirector General de Calidad Diferenciada y Producción Ecológica. Todos ellos coincidieron en las muchas sinergias existentes entre la bioeconomía y la agricultura de producción ecológica. En ese sentido, hicieron mella en la necesidad de aprovechar el conocimiento científico para dirigirnos hacia una agricultura innovadora y transformadora, preocupada por adoptar los procesos circulares para alcanzar los objetivos de sostenibilidad manteniendo la eficiencia y la rentabilidad.

Tras la presentación, la primera ponencia corrió a cargo de Victoria Montemayor Alvarado, representante del INIA, trazó las líneas de actuación básicas de la Estrategia Española de Bioeconomía: Horizonte 2030, y también la Estategia Española para la Producción Ecológica (2018-2020). Definió la bioeconomía como una necesidad para avanzar hacia una menor dependencia de los combustibles fósiles y a la vez una oportunidad para diferenciarse en un sentido competitivo respecto a las demás empresas del sector, como bien confirmaron los casos prácticos expuestos a continuación. En España se producen 159 toneladas al año en biomasa y subproductos que pueden volver al proceso circular de producción con una estrategia adecuada. Para ello, se prevé en 2020 una financiación de 226.000 en ayudas a la producción ecológica aportados por los fondos FEDER. El objetivo es avanzar hacia la búsqueda de la sostenibilidad en el sector agrario y forestal, en un contexto en el que se augura, para 2050, una población total de 9.100 millones de habitantes.

Tras un breve descanso intervinieron en pequeñas exposiciones de 15 minutos alguno ejemplos de éxito en la aplicación de bioeconomía. El primero en hacerlo fue Rafael Alonso Aguilera, cuya empresa produce la reconocida marca de AOVE premium Oro del Desierto, de carácter puramente ecológico. La compañía lleva más de 25 años aplicando estrategias de bioeconomía. Participan en el proyecto Extraoil para reducir los consumos de energía y agua manteniendo la máxima calidad en el aceite, trabajan con sensores y han patentado un sistema de riego propio con un software inteligente. Sus motores consumen aceite vegetal en vez de petroleo, y han logrado la autosuficiencia energética gracias a las energías renovables (utilizan sistemas fotovoltaicos) y la reutilización del hueso de aceituna para generar energía térmica. Por ello, pueden decir que son "social y energeticamente sostenibles", algo que quisieron poner en contraste con el olivar superintensivo que, dicen, sobreexplota los aqüíferos en una zona (el desierto de Almería) donde escasea el agua y venden muy bajo incidiendo en los precios.

El caso de Olivarera los Pedroches se trata de un olivar de montaña de la variedad picual. Conscientes de las dificultades de alcanzar la rentabilidad en el olivar de montaña, la compañía lleva tiempo diversificándose, y entre otras actividades, realizan un compost con el alperujo que después comercializan y emplean para su propia producción. "Antes que prender fuego a los restos del olivar, es más legítimo devolverlo a la tierra", afirman, y confiesan que su secreto para obtener el mejor compost es emplear preparados biodinámicos. Juan Antonio Caballero Jiménez es el gerente de la Cooperativa y el encargado de exponer estos asuntos frente a los oyentes. Finalizó su intervención aludiendo al concepto de "economía esférica" en contraposición con el de "economía circular", puesto que, dice, la economía debe tener varias dimensiones, no solo la económica: también la social, la temporal (respetar los tempos de cada producto) y —"a riesgo de que me llamen cursi", advertía—, la del cariño, puesto que para ser eficientes hay que "poner corazón a lo que hacemos".

Tras estas dos experiencias relacionadas con el mundo del olivar, hubo otras tres intervenciones. Sergio Atares Real explicó el proyecto Fertinagro y habló sobre la utilización de subproductos como fertilizantes, una tendencia creciente en Europa que está desarrollando muchos proyectos que propician la aparición de nuevos nutrientes y principios activos que poco a poco sustituirán los tratamientos químicos fitosanitarios. A continuación tomó la palabra el Doctor Emilio Camacho Poyato, de la Universidad de Córdoba, para hablar sobre el Proyecto Huella del Agua, que tiene como objetivo optimizar el volumen de agua tuilizada en los procesos de producción agraria, y cuyo trabajo de campo se está desarrollando en fincas de distintos cultivos, entre ellos el olivar. Para terminar, el Jefe de Cocina Huerto de Lucas, Francisco Navarro García-Sicilia, habló de cómo evitar el desperdicio alimentario a través del aprovechamiento de excedentes de la restauración, y habló de la aplicación Toogoodtogo, a través de la cual los usuarios pueden pasar a recoger los platos de comida que no se han servido a lo largo de la jornada en el restaurante a un precio muy reducido.

España es la cuarta superficie en producción ecológica del mundo y la primera del Espacio Económico Europeo, con 2,24 hectáreas de superficie, lo que supone un 10% de la superficie agraria útil en España. El olivar ecológico ha crecido en torno a un 3% este año. Cada vez los supermercados y los canales de venta mayoritarios apuestan más por líneas de producción ecológica, si bien todavía somos el décimo país consumidor de productos ecológicos del mundo, por lo que queda, todavía, mucho margen de crecimiento.