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Hace veinte años, hablar de aceite de oliva virgen extra de “Pago” sonaba a herejía entre agricultores, almazareros y operadores del sector. Hoy, esa categoría no solo existe, sino que representa uno de los mayores exponentes de calidad, trazabilidad y diferenciación del olivar español. La Asociación Grandes Pagos de Olivar (GPO) ha sido la protagonista de esta transformación, celebrando esta semana su XX Aniversario con el respaldo explícito del Ministro de Agricultura, Luis Planas, y con la presencia de figuras clave del sector agroalimentario y gastronómico.
“Contáis con todo mi apoyo. Sois la punta de lanza de una transformación estratégica”, afirmó Planas en el acto celebrado en la Fundación Abante (Madrid).
De anécdota a categoría: el nacimiento de un nuevo paradigma
Francisco Vañó, presidente de GPO y director de Castillo de Canena, recordó con claridad el estado del sector en 2005: una olivicultura centrada en volumen y rendimiento, donde conceptos como terroir, añada o perfiles sensoriales eran propios del vino, no del aceite.
“Llegamos a un sector anquilosado. El AOVE era percibido sólo como un ingrediente. Apostamos por jerarquizar, diferenciar y ennoblecer”, rememoró Vañó.
Desde entonces, el impulso de GPO ha sido clave para introducir innovaciones industriales (extracción en frío, inertización, rapidez de molturación), un nuevo lenguaje sensorial y visual, y sobre todo, una narrativa donde la calidad se impone al volumen como criterio rector.
Un aniversario con memoria y visión
El acto fue también un homenaje a los fundadores de la Asociación, Carlos Falcó y Alfredo Barral, y a su apuesta por elevar el AOVE a una categoría de alta gama, en sintonía con el mundo del vino. La mesa redonda “GPO, la historia”, moderada por Agustín Santolaya, reunió a voces como Xandra Falcó (Marqués de Griñón), el crítico José Carlos Capel y Giacomo Constagli (Alfa Laval), que recordaron los inicios de esta revolución silenciosa.
“Era un anatema no pensar en rendimiento. Hoy el AOVE de Pago se mide por excelencia, no por kilos”, se escuchó entre los panelistas.
AOVE, gastronomía y salud: el nuevo triángulo de valor
La segunda mesa, “Presente y futuro del AOVE”, moderada por Vañó, integró a figuras como Luis Suárez de Lezo (Real Academia de Gastronomía), el chef Abraham García y Javier Aranceta, presidente de la Academia Española de Nutrición. Los tres coincidieron en el valor organoléptico, saludable y cultural del AOVE, que debe dejar de considerarse un comodity para ser reconocido como un alimento de altísima densidad nutricional y simbólica.
GPO: un club con identidad propia
Hoy, GPO agrupa a siete almazaras emblemáticas: Castillo de Canena, Casas de Hualdo, Hacienda Queiles, Marqués de Griñón, Aubocassa, Marqués de Valdueza y Masía El Altet. Sus propietarios y directivos estuvieron presentes en un acto que reafirmó la identidad compartida del colectivo: excelencia, origen, innovación y relato.
Con el respaldo de Luis Planas, el aval institucional se suma al reconocimiento que ya goza la asociación en ámbitos como la gastronomía, la exportación o la comunicación.
El AOVE como proyecto de país
Lo que comenzó como una iniciativa minoritaria es hoy una herramienta estratégica para el posicionamiento de España en el segmento premium del aceite de oliva. GPO no solo ha creado una categoría; ha construido un relato país en torno al AOVE, integrando valores de sostenibilidad, trazabilidad, salud y cultura gastronómica.
En un momento en que la industria olivarera se enfrenta a desafíos estructurales (clima, precios, rentabilidad), experiencias como la de Grandes Pagos de Olivar deben ser protegidas, replicadas y promovidas como casos de éxito transformador.
Porque el futuro del aceite español no está solo en producir más, sino en producir mejor, diferenciar con criterio y emocionar con autenticidad.