Revista
La campaña oleícola 2024/2025 en Italia ha confirmado los pronósticos de caída productiva formulados en otoño, en un contexto marcado por fenómenos climáticos extremos, tensiones geopolíticas e incertidumbre en los mercados. A pesar de ello, las empresas del sector han respondido con profesionalidad, reforzando la trazabilidad, valorizando el producto y optimizando procesos como el ensamblaje para mantener la calidad del aceite de oliva virgen extra italiano.
Según los últimos datos de la Comisión Europea, Italia ha cerrado la campaña con una producción de 248.000 toneladas de aceite de oliva, un 25 % menos que en 2023/2024. Una reducción significativa que contrasta con la tendencia del resto de Europa y que, en palabras de Anna Cane, presidenta del Grupo de Aceite de Oliva de ASSITOL, "ha intensificado los retos estructurales del sector, ya de por sí presionado por el cambio climático y la volatilidad internacional".
Tensiones globales y problemas estructurales: doble presión sobre la industria oleícola
A la escasez de materias primas se han sumado preocupaciones comerciales, como la posible imposición de aranceles por parte de EE. UU., que han tensionado aún más el mercado y limitado la capacidad de planificación de las empresas italianas.
En este contexto, la técnica del “blend”, tradicional en la industria italiana, ha permitido mantener la calidad sensorial del producto a partir de diferentes cultivares. “Gracias al know-how técnico del sector, Italia sigue siendo líder mundial en conocimiento aplicado al aceite de oliva virgen extra”, subraya Cane.
A nivel de consumo, el canal minorista se ha mantenido estable, lo que demuestra que, pese al entorno inflacionario, el virgen extra continúa siendo altamente valorado por el consumidor italiano.
Trazabilidad, control y transparencia como ventaja competitiva
Otro pilar clave de esta resiliencia ha sido la eficacia del sistema de control. Las empresas italianas continúan liderando en genuinidad y autenticidad del producto, gracias al sistema SIAN, que permite verificar todos los flujos de entrada y salida de aceite en territorio nacional.
ASSITOL ha reiterado su propuesta de extender este modelo de trazabilidad a toda la Unión Europea, con el fin de unificar estándares de control y reforzar la protección del aceite de oliva europeo frente al fraude. El último informe del ICQRF (Instituto Central para la Protección de la Calidad y la Represión del Fraude) sitúa al aceite de oliva como uno de los sectores más fiscalizados, solo por detrás del vino y los productos DOP/IGP.
Un sector que necesita reformas profundas: producción insuficiente y precios desvalorizados
La campaña 2024/2025 ha evidenciado la urgencia de modernizar el sistema productivo para hacer frente al cambio climático y lograr volúmenes acordes a las necesidades industriales, que rondan el millón de toneladas en el conjunto de los mercados nacional e internacional.
ASSITOL subraya que es pronto para prever el comportamiento de la próxima campaña, aunque anticipa un escenario igualmente exigente. De cara al futuro, la asociación reclama una estrategia compartida de toda la cadena de valor, centrada en la sostenibilidad, la competitividad y la dignificación del precio del virgen extra.
“El aceite de oliva es fruto de un esfuerzo colectivo. Es momento de acabar con dinámicas que trivializan su valor, como las promociones agresivas. Si no se reconoce su precio real, se compromete la sostenibilidad de todo el sistema, desde el agricultor hasta la distribución”, concluye Cane.