Revista
Un estudio publicado en la revista Soil Ecology Letters demuestra que los residuos de almazara, tratados mediante vermicompostaje, pueden jugar un papel clave en el control biológico de plagas en el cultivo del olivo (Olea europaea). La investigación, desarrollada por la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC) y la Fundación MEDINA, se centró en la interacción entre el olivo, la polilla del olivo (Prays oleae) y su principal depredador natural, la crisopa (Chrysoperla carnea).
La reutilización de subproductos agroindustriales del aceite de oliva como enmiendas orgánicas no solo contribuye a cerrar el ciclo de nutrientes dentro de la economía circular, sino que también activa respuestas de defensa inducida en las plantas que pueden modificar las relaciones tróficas en el agroecosistema.
Microbioma de raíz y señales volátiles
El tratamiento del suelo con estos residuos vermicompostados alteró significativamente el microbioma radicular del olivo, promoviendo una mayor diversidad microbiana. Esta modificación microbiana influyó directamente en la producción de compuestos orgánicos volátiles (COVs) que el olivo emite al ser atacado por P. oleae. Dichos compuestos actúan como señales químicas que atraen a C. carnea, un eficiente agente de control biológico.
Entre los volátiles más relevantes identificados se encuentran el nonanal, la 6-metil-5-hepten-2-ona y el ácido acético, cuya emisión se correlacionó positivamente con el contenido de carbono orgánico en el suelo y la diversidad de bacterias y hongos beneficiosos en la rizosfera.
Hacia una gestión integrada más sostenible
Los resultados refuerzan la importancia de considerar la ecología del suelo como un componente esencial en las estrategias de protección vegetal. La interacción entre las enmiendas orgánicas, el microbioma y los mecanismos de defensa de las plantas permite desarrollar métodos de manejo más sostenibles, donde los residuos se transforman en recursos.
Los investigadores subrayan la necesidad de continuar evaluando el impacto a largo plazo de estas prácticas sobre la salud del suelo y la eficacia del control biológico. La combinación de fertilización orgánica microbiana y gestión ecológica del suelo podría representar una vía prometedora para reducir el uso de productos fitosanitarios en el olivar.