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Durante el mes de abril, las condiciones climáticas han seguido siendo favorables para el desarrollo del olivar en la Comarca de la Sierra de Cazorla. Se han registrado alrededor de 60 litros por metro cuadrado de precipitación, lo que eleva el acumulado del año agrícola (desde septiembre) por encima de los 400 l/m². Aunque persiste un déficit hídrico, este aporte hídrico resulta clave para el esfuerzo fisiológico que la planta realizará durante las próximas semanas.
El desarrollo fenológico del olivo presenta un retraso notable en comparación con campañas anteriores, atribuible a un mes de marzo especialmente nuboso. Este retraso implica que todavía no se pueden establecer datos definitivos sobre la floración. El análisis del número de inflorescencias por brote se realizará durante el próximo mes, lo cual permitirá realizar una primera estimación de cosecha. Cuanto mayor sea la cantidad y fertilidad de las inflorescencias, mejores serán las perspectivas de producción.
Actualmente, ya se observa una proporción de yemas que han evolucionado hacia hojas en lugar de flores. No obstante, las lluvias recientes favorecen la formación y fortalecimiento de inflorescencias, lo que incrementa las posibilidades de fructificación. En las zonas más adelantadas de la comarca, se espera la apertura de flores en un plazo de 10 a 14 días, mientras que en zonas más frías o elevadas este proceso podría extenderse hasta 3 o 4 semanas, condicionado por la evolución de la temperatura y la radiación solar.
Presión de plagas: vigilancia activa frente al prays
En paralelo al avance de la fenología del olivar, se registra un incremento en la población de la segunda generación del Prays oleae, conocida como generación antófaga. Esta fase de la plaga se alimenta directamente de las inflorescencias, lo que puede representar un riesgo importante para la cosecha en caso de baja floración.
Es relevante destacar que el prays es una plaga altamente adaptativa, acompasando su ciclo al desarrollo del órgano de la planta que ataca. Por lo tanto, el retraso en la floración también influye en el comportamiento de la plaga. Su impacto es generalmente menor en campañas con floración abundante, mientras que se incrementa cuando la floración es escasa.
Fertilización estratégica: claves nutricionales en floración y cuajado
Desde el punto de vista nutricional, el mes de abril marca un periodo decisivo para el éxito de la floración y el posterior cuajado del fruto. La disponibilidad adecuada de humedad y nutrientes es esencial en esta etapa crítica del cultivo.
Se recomienda prestar especial atención al suministro de fósforo y potasio, elementos fundamentales no solo para favorecer una floración vigorosa, sino también para asegurar un buen inicio del desarrollo del fruto. La aplicación foliar o mediante riego, cuando sea posible, es una estrategia eficaz para aportar estos nutrientes de forma eficiente. Ambos elementos serán igualmente esenciales en la fase de cuajado, contribuyendo al establecimiento y desarrollo óptimo de los primeros frutos de la campaña.