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Las cooperativas agroalimentarias de Córdoba han cerrado el ejercicio 2024 con una facturación superior a los 1.800 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 30% respecto al año anterior, impulsado principalmente por los precios del aceite de oliva.
La Asamblea General de Cooperativas Agro-alimentarias de Córdoba, celebrada en la Hacienda Santa María, sirvió para hacer balance de un año marcado por la incertidumbre climática, la escasez hídrica y una creciente presión normativa. Pese a estas dificultades, el sector ha demostrado una vez más su capacidad de resistencia, con el modelo cooperativo como eje de la economía agraria provincial.
El presidente de la federación, Rafael Sánchez de Puerta, destacó que el aumento de los precios del aceite de oliva ha sido clave en este resultado, aunque matizó que “de nada sirve que los precios estén altos para quienes no han tenido cosecha”. La sequía ha lastrado la producción en muchos olivares de secano, especialmente afectados por la falta de infraestructuras de riego.
El olivar, víctima y motor
El cultivo del olivar ha sido protagonista en este ejercicio. Por un lado, ha sido uno de los más castigados por la sequía; por otro, el elevado precio del aceite de oliva ha sostenido gran parte del volumen de negocio del sector cooperativo. No obstante, la falta de agua ha dejado sin cosecha a muchos agricultores, revelando la urgente necesidad de ampliar la superficie regable en la provincia.
Sánchez de Puerta subrayó que Córdoba, pese a ser la provincia andaluza que más agua embalsa, es la que menos superficie regada posee. En este contexto, reclamó a las administraciones una apuesta decidida por la modernización del regadío como vía para garantizar la viabilidad de los cultivos estructurales como el olivar.
Resiliencia ante desafíos estructurales
Durante la Asamblea, se abordaron cuestiones clave para el futuro del modelo cooperativo: desde la necesidad de mejorar la seguridad en el entorno rural hasta la gestión de la mano de obra y el acceso a recursos básicos como el agua.
Uno de los principales retos expuestos fue la escasez de personal. En este sentido, la federación ha gestionado un contingente de 616 trabajadores extranjeros para cubrir las necesidades del campo, un esfuerzo “titánico”, en palabras del presidente, debido a los trámites administrativos que conlleva. También se pidió una mayor coordinación institucional para facilitar estos procesos.
Asimismo, se insistió en la necesidad de una normativa más flexible que permita compatibilizar la producción agrícola y ganadera con la protección ambiental, especialmente en zonas con figuras de especial sensibilidad ecológica.
Menos del 11% de los cooperativistas tienen menos de 41 años
Otro de los focos del encuentro fue la necesidad de garantizar el relevo generacional en el campo cordobés. En una mesa redonda con jóvenes cooperativistas, se abordaron los principales obstáculos: el difícil acceso a la tierra, la baja rentabilidad inicial, el escaso atractivo de la profesión y el desconocimiento sobre el funcionamiento cooperativo.
Apenas el 10,5% de los socios de cooperativas tienen menos de 41 años, y solo el 7% ocupa cargos en consejos rectores. Los participantes coincidieron en que es clave fomentar la formación, la comunicación de los valores del modelo cooperativo y la implicación activa de las nuevas generaciones en la toma de decisiones.
Un cierre institucional con compromiso político
La Asamblea General concluyó con la intervención de los delegados territoriales de Sostenibilidad y Medio Ambiente, Rafael Martínez, y de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Acosta, junto a la subdelegada del Gobierno en Córdoba, Ana María López. Todos ellos agradecieron la labor de las cooperativas y reafirmaron su compromiso con un modelo económico que genera riqueza, empleo y cohesión territorial.