Revista
El olivo y los patógenos
Las condiciones ambientales de los climas mediterráneos y el desarrollo cada vez más rápido del cambio climático imponen el desarrollo y la adopción de mecanismos virtuosos de sostenibilidad ambiental.
El aumento de los periodos de sequía y de fuertes lluvias en un corto periodo de tiempo está provocando un cambio en las condiciones climáticas generales. En este escenario, las plantas tienen un ritmo de adaptación lento, mientras que los patógenos tienen una mayor capacidad de adaptación y son, en algunos casos, más peligrosos.
Además, la limitación cada vez mayor de los productos sintéticos nos lleva a la adopción de técnicas de defensa cada vez más innovadoras y respetuosas con el medio ambiente. Un ejemplo de ello es Elaisian, que, con su servicio de previsión de enfermedades del olivo, proporciona a los clientes información sobre el desarrollo de patógenos y su peligro, directamente en una aplicación web dedicada con acceso personal.
En España, hay muchos patógenos del olivo, pero sólo unos pocos que son realmente perjudiciales para la producción.
Evidentemente, cada zona geográfica tiene sus propias características ambientales relacionadas con el desarrollo de determinados patógenos.
Fases fenológicas y principales enfermedades del olivo
Elaisian estudia cuatro patógenos principales: la mosca (Bactrocera oleae), la polilla (Prays oleae), la chinche parda marmorada (Halyomorpha halys), la aceituna jabonosa (Colletotrichum spp.) y repilo (Spilocaea oleaginea).
Gracias a los modelos de previsión fenológica y patológica. Elaisian es capaz de prevenir el desarrollo hasta 10 días antes del ataque, gracias a una modelización basada en algoritmos implementados específicamente para la olivicultura y adaptados a zonas específicas gracias a los datos recogidos de las estaciones meteorológicas instaladas en las propiedades de los clientes.
La primera fase fenológica sensible es la brotación. Una fase delicada con presencia de vegetación joven. En esta fase, con temperaturas entre 16 y 22 °C aproximadamente, una humedad relativa alta en las hojas, se producen las primeras infecciones del repilo, que se instalarán en la parte subcuticular de la epidermis.
Con la subida de las temperaturas, sobre todo entre 22 y 24 °C, comienzan los ataques de la aceituna jabonosa. Bajo el mismo mecanismo que el repilo, pero en este caso se verá afectada otra fase fenológica, la brotación con aparición de la yema primaveral. De hecho la infección afectará tanto a la vegetación nueva como a las inflorescencias. A medida que la temporada continúa y las temperaturas aumentan, las generaciones dañinas de la mosca y de la polilla comienzan a desarrollarse. De hecho, estos dos insectos, ya presentes en primavera, son perjudiciales para las drupas debido a los ataques posteriores a la floración y al cuajado de los frutos.
El desarrollo de las drupas tiene lugar en verano y los mecanismos de acción son diferentes para los dos patógenos.
En el caso de la polilla, en mayo-junio, las hembras adultas ponen sus huevos cerca del tallo, en pequeños frutos de sólo 5 mm de tamaño. Al cabo de 5-7 días, las larvas de la generación carpófaga emergen de estos huevos y excavan túneles en la pulpa, atacando el hueso cuando aún es herbáceo (tierno).
La mosca se desarrolla a temperaturas entre 16 y 30 °C y es extremadamente dañina en la fase siguiente a la de la polilla, la fase de lignificación del hueso, poniendo sus huevos en el interior de la drupa.
A medida que aumentan las temperaturas, todos los patógenos ralentizan su ciclo, e incluso lo detienen en algunos casos. Por ejemplo, los hongos empiezan a entrar en la fase de latencia a temperaturas superiores a 25ºC. Las polillas están limitadas por temperaturas superiores a 30ºC y una baja humedad relativa. Mientras las moscas están limitadas por temperaturas superiores a 32ºC. Ya que las temperaturas altas provocan la muerte de los huevos.
Entre finales de agosto y septiembre, con la bajada de las temperaturas y durante la fase de envero, comienzan de nuevo los ciclos de desarrollo: los hongos con las infecciones secundarias y los insectos con la salida de los adultos desde las drupas. El repilo comienza de nuevo desde el inóculo dentro de las hojas, expandiéndose más rápido que en primavera y causando una mayor degradación de las hojas.
La aceituna jabonosa continúa la expansión del micelio dentro del fruto, momificando las aceitunas.
Los hongos permanecerán en los residuos de las hojas y los frutos, representando el inóculo para el año siguiente.
Durante este periodo, tanto la polilla como la mosca salen del fruto. La primera desde un agujero cercano al pedúnculo y la segunda también desde otras posiciones de la drupa. Así, crean aberturas que son vías de acceso para los patógenos que pueden causar una mayor degradación de los frutos y provocar su caída.
Por último, a partir de septiembre-octubre, la generación filófaga de la polilla produce larvas que penetran en el interior de las hojas, que son utilizadas como órgano de hibernación.
La mosca pasa el invierno dentro de la fruta caída en el suelo.
Prevención
Estas enfermedades y plagas pueden ser detectadas a tiempo a través del servicio que ofrece Elaisian para impulsar la toma de decisiones.
Elaisian utiliza algoritmos propios para calcular las fases de infección de los patógenos y alertar a los agricultores mediante notificaciones y alertas que se pueden consultar a través de su aplicación; las alertas pueden ser consultadas también por mensaje de texto. Gracias a este sistema de notificaciones no se realizan tratamientos innecesarios en los cultivos, facilitando la contención de los tratamientos, favoreciendo el suministro controlado de fertilizantes y volúmenes de riego y, por tanto, reduciendo los costes generales y el impacto medioambiental. Conoce más de este servicio aquí.