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Este estrés térmico, unido a la vecería (fenómeno alternante típico del olivo), ha debilitado la capacidad productiva de los árboles.Además, se ha detectado una presencia significativa de plagas como el prays y el algodoncillo, que, si bien no afectan la calidad del fruto, sí comprometen el volumen de producción, especialmente en las zonas de sierra y secano.Caídas de producción por comarcasEl impacto ya se refleja en estimaciones preliminares por zonas:Sierra Sur (Alcalá la Real, Alcaudete): previsiones de hasta un 30% menos de producción.La Loma (Torreperogil, Villacarrillo): caída estimada del 30 al 40% por vecería y plagas.Mancha Real: floración incompleta, previsión de una cosecha que podría quedarse en un 60% respecto a 2024.Andújar: los olivares de secano presentan mal cuaje de flor; en zonas húmedas, el repilo está debilitando el arbolado.Sierra de Villanueva del Arzobispo e Iznatoraf: daños acumulados por algodoncillo y prays, con pérdida total en algunas parcelas por segundo año consecutivo.Concentración de polen: indicador preocupanteUn dato técnico clave es la concentración de granos de polen de olivo en el aire.
En el caso específico de España, el enlace final se estima en 295.389 toneladas, un 18% inferior al promedio del periodo 2020-2025.Este descenso en las existencias se produce a pesar del buen ritmo de comercialización registrado durante la campaña.