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Oleo Digital.- El pasado 13 de noviembre tuvo lugar el Primer Congreso de Regantes de Andalucía bajo el lema 'Agua: Motor de desarrollo' donde se dieron cita más de 1000 regantes. El acto fue inaugurado por el Presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán; el Secretario General de UGT-Andalucía, Manuel Pastrana; la Consejera de Medio Ambiente, Cinta Castillo; el presidente de Areda, Marcelo Morales y el secretario general de Upa-Andalucía, Agustín Rodríguez.
En sus declaraciones, Griñán mostró su compromiso con estas organizaciones para trabajar de manera conjunta en favor de los regantes de Andalucía. En este sentido, anunció que pondría en marcha la optimización de las infraestructuras, algo que ambas organizaciones, junto con UGT-Andalucía, llevan pidiendo desde hace tiempo.
Diversos temas de la política hidráulica más actual también se debatieron y tanto AREDA como UPA-Andalucía dejaron claro el avance que va a producir el proyecto de la Ley de Aguas andaluza en el contexto hídrico de esta región. Asimismo, pusieron de manifiesto la necesidad de un avance en la nueva Planificación Hidrológica que se viene gestando en la actualidad.
Además, el discurso de AREDA, UPA-Andalucía y UGT-Andalucía coincidieron en algunos puntos que quisieron hacer llegar a Griñán. Morales destacó “la necesidad de culminar el proceso de ordenación y regularización de buena parte de nuestros regadíos, algo que afecta a las ocho provincias andaluzas. Necesitamos nuestras concesiones de agua para evitar sanciones, para poder solicitar ayudas a la modernización, en definitiva para poder trabajar con normalidad”.
Por su parte, Rodríguez, enfatizó en que es el momento “de implantar un nuevo modelo de ayudas para la modernización de nuestros regadíos, rompiendo con los privilegios del pasado”. Para él “La modernización tiene que ser un objetivo de todos. Es lo que realmente nos permitirá liberar recursos para dar respuestas a demandas presentes y futuras”.
Por último, las tres organizaciones recalcaron un tercer punto en común: La necesidad de implantar un régimen tarifario, donde todos los regantes contribuyeran a sufragar los gastos de gestión de los recursos. Se trataría de un régimen mucho más justo que acabaría con la desigualdad existente en la actualidad, ya que hay zonas regables que no pagan nada mientras otras pagan cantidades hasta cinco veces superior a la media.